En estos fines de semana largos de invierno,
cuando se es friolera como yo,
poco se puede hacer fuera de casa.
Pero dentro, superado el primer día,
en el que no me muevo de al lado de la chimenea,
mi cabeza y mis manos empiezan a maquinar...
Una amiga, que sabía que los sacos antiguos me vuelven loca,
me regaló unos retales que le sobraron de un trabajo que ella realizó.
Eran de una fábrica de café, mis preferidos.
Casi todo el saco que pasa por mis manos lo convierto en cojín.
Y éste no iba a ser menos.
Éste es un cojín riñonero, que ha resultado ser de lo más cómodo.
Aún me sobró un trozo muy pequeño y me resití a tirarlo.
Con una vela, unas ramitas de boj y unas bayas...
Con una vela, unas ramitas de boj y unas bayas...
Así voy preparando la Navidad,
que está a la vuelta de la esquina.
Y cuando digo que mi cabeza comienza a maquinar,
significa que pongo a trabajar a todo el que me rodea.
Mañana, los resultados.
2 comentarios:
Pues lo dicho, me quedo, y para no irme. ¡¡¡Me encanta y requeteencanta el estilo de tu blog!!!
Biiiisous,
Gem de HMMD
¡¡Gracias!!! Por aquí te espero siempre que quieras.
¡Un besazo!
Publicar un comentario